Dos caminos del laúd entre Bagdad y Sevilla.
Resumen de la ponencia presentada en la Giornata internazionale di studi «I Liuti del Mediterraneo». Mousiké – L’Arte delle Muse. XI Festival di Musica Antica del Mediterraneo
Fiera del Levante, Bari, viernes 17 de septiembre de 2010
0.1 El Mediterráneo
En los alrededores del año 1.000 los europeos manejaban un mapamundi con Europa a la izquierda, Asia al frente y África a la derecha. En medio, el mar Mediterráneo:
Normalmente el mapa se esquematizaba…
…hasta quedar reducido a unas pocas líneas con las palabras imprescindibles…
…por lo que el dominico Leonardo di Stagio Dati pudo describir el mundo como una T dentro de una O:
Un T dentro ad un O monstra il disegno
chome in tre parti fu diviso il mondo
e la superiore e magior regno
che quasi piglia la metà del mondo
Asia chiamatta el grenbo ritto segno
che partte il tterzo nome dal sechondo
Africho dicho dal Europia el mare
Mediterran tra ese in mezzo apare.
El laúd nació en el extremo oriental del Mediterráneo (Persia y Arabia), pero se difundió por sus riberas hasta alcanzar el extremo occidental (península Ibérica) y convertirse en el instrumento panmediterráneo por excelencia.
Sus vías de transmisión fueron diversas. Aquí se verán dos que comunican Bagdad con Sevilla: una nominal y literaria a lo largo de la ribera africana y otra iconográfica que recorre los países europeos.
1. De Tawaddud a Teodor: el camino del nombre
El cuento de la esclava Tawaddud, incluido en Las mil y una noches (436-462), puede resumirse en estos elementos:
– Una esclava convence a su amo, arruinado, de que la venda al rey (o califa) por una cantidad muy elevada.
– Al rey le sorprende el precio, pero la esclava lo justifica exponiendo cuáles son sus cualidades y conocimientos, que abarcan todos los saberes. Uno de ellos consiste en tocar el laúd.
– El rey convoca a varios sabios para que pongan a prueba los conocimientos de la esclava. Esta contesta a todos satisfactoriamente.
– El último sabio, judío y experto en artes musicales entre otras materias, reta a la esclava a que quien resulte derrotado tenga que desnudarse totalmente.
– La esclava vence en el reto y el sabio, para conservar sus paños menores y no quedar en vergüenza, tiene que pagar una fuerte cantidad de dinero.
– El rey añade otro tanto y finalmente la esclava se casa con su amo.
La historia tuvo su origen, seguramente, hace varios milenios en la antigua Mesopotamia y fue perfilando detalles al contacto con otras culturas como la griega o la árabe. Con el avance musulmán por el norte de África el cuento de la esclava sabia llegó hasta al-Andalus. El hecho de que la doncella-esclava sepa tañer el laúd no carece de significado, porque en la realidad existían esclavas que eran expertas en las artes musicales y poéticas, lo que las hacía muy estimadas.
Se trata de una clase de esclavas que han existido en muchas culturas, desde Egipto a China.
A mediados del siglo XIII se documenta la primera traducción al castellano de la historia de La doncella Teodor, como se conocerá en lo sucesivo, aunque los manuscritos que la conservan están copiados en el siglo XV. Cuando Teodor enumera ante el rey sus conocimientos, dice:
[…] e aprendí tañer laúd e cannon e las treynta e tres trobas […]
Es la primera vez que la palabra laúd aparece en lengua castellana. A comienzos del siglo XVI el impresor alemán Pedro Hagenbach, afincado en Toledo, saca a la luz la edición más antigua, en la que Teodor se expresa así:
E deprendí más el arte de la Poesía e Música e sé tanger todos estormentos de pluma e de mano e todas quantas maneras tangen por le mundo: e deprendí más las treynta e tres maneras e artes que son fondadas en el arte de trobar […] e sé tañer laúd e viuela acordanças muy maravillosas.
El único ejemplar conservado de la edición toledana ha perdido la portada. La segunda edición conocida salió de los talleres de Juan Varela de Salamanca entre 1516 y 1520.
En la parte superior de la portada aparece la imagen de una mujer desnuda tañendo el laúd. No es Teodor, sino Venus. Se trata de una imagen perteneciente a la serie de los siete planetas (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), que aparece reproducida en numerosos impresos contemporáneos de astrología popular como el Lunari, de Bernat de Granollachs, o el Reportorio de los tiempos, de Andrés de Li, que conocieron muchas ediciones, porque eran calendarios de utilidad para todo tipo de profesiones. Los impresores aprovechaban estos grabados para simple decoración de otros pliegos. Por ello puede afirmarse que la imagen de Venus tañendo un laúd estaba bastante difundida en la España de las primeras décadas del siglo XVI y se mantuvo posteriormente. Todavía aparece en un impreso de 1677.
La figura de Venus laudista se repite en la abigarrada portada de otra edición sevillana (Jacobo Cromberger, 1526-28), a pesar de que el texto ya no hace referencia alguna al laúd.
0.2 Iconografía musical de Venus
La imagen de Venus tañendo un instrumento musical, bastante habitual en aquella época según se ha visto, apenas ha sido considerada hasta ahora por los estudiosos de la iconografía musical. En el clásico libro de Albert P. de Mirimonde, Astrologie et Musique (Ginebra, 1971), sólo se menciona un ejemplo en el centenar de páginas dedicadas a Venus: el conocido cuadro de Venus tañendo un laúd con Cupido, atribuido a Micheli Parrasio, en el Szépmûvészeti Múzeum, de Budapest. Mirimonde comenta: «Exemple excepcionel d’une Vénus exécutant de la musique». Sin embargo, podrían ponerse otros ejemplos que dejan en entredicho tal excepcionalidad. Son, precisamente los manuscritos e impresos de carácter astrológico el soporte en el que aparece con más frecuencia esta imagen.
Por lo demás, es muy conocida la actividad musical que se mueve en torno a la figura de Venus, sobre todo a cargo de los «hijos de Venus», es decir, los que han nacido bajo su signo.
2. El planeta Venus: el camino de la imagen
La mayoría de los pioneros de la imprenta en España procedían de los territorios germánicos. En impresos astrológicos alemanes anteriores a los españoles se localiza también la imagen de Venus tañendo un instrumento musical, no siempre el laúd. Pero en algunos de ellos encontramos algo diferente y significativo: la imagen de Venus aparece vestida e, incluso, con la cabeza cubierta.
Se trata de una imagen impresa emparentada con algunos manuscritos astrológicos contemporáneos.
En estos manuscritos, conservados en varias bibliotecas europeas, se recogen las teorías astronómicas árabes. La misma imagen aparece en las numerosas copias que se conocen de la obra enciclopédica del persa Zacharya ben Muhammad al-Qazwini titulada Maravillas de las criaturas y cosas extrañas que existen. Y aquí nos espera una nueva sorpresa: algunas de estas representaciones de Venus no parecen femeninas, sino masculinas.
En nuestro viaje de regreso desde Sevilla hasta Bagdad la figura de Venus desnuda tañendo un laúd se ha metamorfoseado en un hombre vestido y cubierto con sombrero. Ello nos lleva a continuar el camino hacia Oriente por la ruta de la seda hasta llegar a una de las cuevas de Qian Fo Dong, de la que procede una pintura sobre seda que representa a Buda con los cinco planetas:
En el primer plano el planeta Venus, representado por un hombre vestido de blanco con un gallo sobre la cabeza, tañe una pipa, la versión china del laúd. La inscripción legible en la pintura permite datarla con precisión en el año 897.
0.3 Venus vihuelista de Úbeda
El camino recorrido por la imagen de Venus tañendo un laúd no comienza, pues, en Bagdad, pero tampoco acaba en Sevilla. En el intradós de la puerta de la Capilla de El Salvador, de Úbeda (Jaén), el escultor francés Etienne Chamet plasmó ca. 1542 la imagen del planeta Venus tañendo una vihuela.
Tras haber recorrido miles de kilómetros siguiendo los pasos de Venus, quizá podamos esbozar la hipótesis de que el modelo iconográfico que aflora en la imagen de Úbeda tiene su origen en la cosmología del budismo tibetano, en la que el planeta Venus está personificado en una figura masculina.
FIN