Entre los días 26 y 31 de julio de 1976 las Juventudes Musicales de Vigo organizaron un 1º Encuentro de Artistas Jóvenes. El evento acabó como el rosario de la aurora con cartas firmadas por un buen número de participantes denunciando en la prensa local las irregularidades que habían tenido lugar durante el mismo y los intereses personales que se destaparon al final. Quizá por eso nunca llegó a celebrarse una segunda edición.
La prensa ‘nacional’ se hizo eco, sobre todo, de las actuaciones de los intérpretes. Pero hubo, además, varias mesas redondas en las que se debatió sobre los problemas y las posibilidades de los jóvenes para dedicarse a las diversas tareas de la profesión musical, entre ellas la enseñanza y la investigación. Entre los que intervinieron en la mesa redonda dedicada a la musicología se encontraron Antonio Martín Moreno y PR, que, tras intercambiar opiniones y comprobar que eran básicamente coincidentes, decidieron unificar sus ponencias.
Como cronista de aquel evento, la revista RITMO envió a José Miguel López, que por entonces escribía sobre música clásica, aunque muy pronto sus intereses se centrarían en otros campos algo lejanos a ella. En su extensa crónica -publicada en el nº 464, septiembre de 1976- López recogió con brevedad lo que creyó más relevante de los asuntos tratados en las mesas redondas. Esto fue lo que escribió sobre la dedicada a la Musicología:
«El jueves, Pepe Rey, musicólogo, vihuelista, y Antonio Martín Moreno, musicólogo y profesor de la Autónoma de Barcelona, dieron un amplio esbozo de las perspectivas actuales de la Musicología, iniciándolo con un repaso de lo que ha sido la Musicología española en el siglo XX y de cómo ésta se ha visto muy mermada tras el exilio de varios musicólogos importantes después de la guerra civil. Se analizó la situación actual de la Musicología, a la que se calificó de corrompida, y se dijo que sus dirigentes oficiales buscan más la fama y el prestigio personal que el desarrollo cultural de la colectividad».
A Antonio Martín Moreno le pareció que sus opiniones no estaban reflejadas correctamente en la crónica, sobre todo en lo relativo a las referencias a la musicología oficial, que tenían un tono acusatorio indudable. Por ello envió inmediatamente un escrito de rectificación.
A. Martín Moreno. Precisiones musicológicas en torno a una crónica (RITMO, 466, nov-1976, p. 5)
Lejos de desmentir las acusaciones del cronista, estas precisiones escasamente musicológicas sacaron a relucir algunos asuntos poco conocidos y algo turbios del musicólogo más oficial del reino, Miguel Querol, Director del Instituto Español de Musicología del CSIC. Por otra parte, la rectitud de PR quedaba en entredicho por haber lanzado graves acusaciones sin -aparentemente- mostrar los hechos en que se basaban. No tuvo otro remedio, pues, que enviar un pormenorizado análisis, intensamente musicológico en este caso, de algunos trabajos publicados por Miguel Querol.
PR. Carta a la Revista RITMO (diciembre 1976).
No se conoce respuesta pública a estas graves acusaciones por parte de Miguel Querol o de Antonio Martín Moreno.
Como corolario a esta breve, aunque intensa polémica resultará muy educativo conocer la docta opinión de otras firmas de elevado prestigio sobre el llamado «libro verde» de Querol.
Tomás Marco. Un trabajo de Miguel Querol. Guía Musical, 6, 1975-76, p. 4 (104).
