Veterodoxia – Pepe Rey

El Ramillete de flores: sus fortunas y adversidades

En la primavera del año 1973 PR encontró en la Biblioteca Nacional de Madrid un manuscrito que contenía unas cuantas páginas de música en cifra para vihuela. Inmediatamente comunicó por carta el hallazgo a Emilio Pujol, que le contestó con su habitual amabilidad agradeciéndole la noticia y felicitándole por la novedad. Poco después PR dio publicidad al descubrimiento en los medios especializados. Las noticias sobre el manuscrito  recién recuperado aparecieron en tres revistas y tres idiomas:

“History of Guitar: Manuscript ‘Ramillete de Flores’”. Gendai Guitar, vol. 8, nº 3 y 4, marzo y abril 1974, pp.52-60 y 68-76. [En japonés. Cito por el índice en inglés.]

“El Manuscrito ‘Ramillete de flores’, 1593. Colección inédita de piezas para vihuela.” Tesoro Sacro-Musical, 632, abril-junio 1975, pp.41-48.

“’Ramillete de flores’, inediti per vihuela. Manoscritto del 1593.” Il “Fronimo” , 15, abril 1976, pp. 15-23.

Además, como es natural, se publicó la colección completa con transcripción y estudio:

Ramillete de flores. Colección inédita de piezas para vihuela (1593), ed. Juan José Rey. Madrid: Alpuerto, 1975.

Por eso resulta totalmente inexplicable que varios años más tarde Frederick Cook publicase un artículo titulado “An Unknown Vihuela Manuscript” (The Guitar and Lute Magazine, 12, enero 1980, p. 8-14). En él afirma haber descubierto en la BN de Madrid “a previously overlooked vihuela manuscript” titulado Ramillete de Flores. Por las omisiones y los errores en la descripción se deduce que no ha consultado el volumen directamente, sino sólo a través de una reproducción en microfilm o fotocopia. La pregunta obligada es: ¿Cómo era posible en 1980 (antes de que existiera Internet) descubrir una obra mal catalogada en una biblioteca y solicitar una copia de la misma sin haber estado en esa biblioteca? O sea, ¿cómo pudo enterarse Cook de la existencia de un «manuscrito desconocido de vihuela» en la BN de Madrid sin haber visto el libro en cuestión? La respuesta es obvia.

Al año siguiente Frederick Cook, esta vez en colaboración con Javier Hinojosa -discípulo de Emilio Pujol-, aumenta su fraude publicando el manuscrito con el título retocado: Ramillete de flores nuevas (1593). Zürich: Editio Violae, 1981. ¿Por qué este cambio? ¿Pretendieron los editores distinguir su publicación de la anterior inventándose algo  que no estaba en el manuscrito original? A partir de ese momento se instaló la confusión y en diversas publicaciones el manuscrito aparece mencionado con este falso título.

Varios años más tarde PR escribe un irónico artículo en el que acusa a Hinojosa y Cook de haber tratado de engañar a la comunidad vihuelística con una falsedad, y los califica de mentirosos y ladrones, explicando razonadamente por qué.

PR. “Inéditos. VI. Ética y Deontología”. Musica Antiqua, 9, abril 1987, 16-19.

Sin embargo, como cabía esperar, Hinojosa y Cook jamás han rectificado el nuevo título ni han explicado las razones de su falacia. A veces un apellido determina una biografía: es sabido que el cuckoo, cuco o cuclillo acostumbra a poner los huevos en nido ajeno.

Ese mismo año de 1987 José María Lloréns Cisteró, Profesor de Investigación del CSIC y Director del Instituto Español de Musicología, escribe el siguiente comentario -por llamarlo de algún modo- sobre el Ramillete de Flores:

[José María Lloréns Cisteró: “La música española en la segunda mitad del siglo XVI: Polifonía, música instrumental, tratadistas”,  España en la Música de Occidente. Actas del Congreso Internacional celebrado en Salamanca, 29 de octubre – 5 de noviembre de 1985, “Año Europeo de la Música”. Ed. de E. Casares, I. Fernández y J. López-Calo. Madrid: INAEM. Ministerio de Cultura, 1987, p. 259.]

Como respuesta a semejante ripio octosilábico -extemporáneo por demás- PR compone y envía al autor del mismo un soneto acróstico, que el dedicatario nunca le ha agradecido:

A uno que se las daba de botánico

J  uez floristero que mi musa excitas,
O lfatear pretenden tus narices
S utiles diferencias cuando dices:
“É stas son flores, pero están marchitas.”

M architas son desde que tú las citas,
A gostadas están, pues las mal-dices
R oyendo tallos, hojas y raíces
I  gual que mil pulgones y termitas.

Ll ámasme desmedido y tus sermones
O sas desmesurar hasta el hastío.
R esponderéte en metro mis razones:

E res insulso, plúmbeo, muermo y frío.
N o te hubiera incluido en mis canciones,
S i no fueras bufón del que me río.

La confusión de títulos del Ramillete ha continuado circulando por el mundo, de modo que un libro tan bien informado, por lo general, como A History of  the Lute from Antiquity to the Renaissance, de Douglas Alton Smith (Lute Society of America, 2002), comete el error de llamar nuevas a las viejas flores del Ramillete. Con la intención de subsanar el involuntario error, PR envió a Hispanica Lyra, revista de la Sociedad de la Vihuela, este artículo:

«Dos retoques críticos al libro A History of the Lute. (IIa) No las toquéis ya más: son sólo flores.

Pero el consejo de redacción de la revista Hispanica Lyra se negó a publicarlo. Estas fueron las razones que por carta le expresó a PR el director de HL, Juan Carlos Ayala (e-mail de 26 de febrero de 2007):

«Pienso que tienes razón en los temas que planteas (el plagio, en la primera parte del artículo, y la descalificación en la segunda parte), pero en cuanto a la primera parte, creo que estas cosas ganarían si fueran dichas en un tono más irónico y menos incisivo, esto incluso le daría un matiz artístico a la denuncia de un plagio cuya veracidad parece que está fuera de toda duda. En cuanto a la segunda parte, parece que se aparta del tema principal del artículo.

Te invito a replantearte un ablandamiento del tono de la primera parte del artículo, y a suprimir (o relacionar con el tema) la segunda parte del mismo. Creo que sería muy positivo denunciar el plagio del Ramillete, por lo que te invito a que aceptes nuestra propuesta.»

La carta sorprendió a PR no tanto por la negativa -esperada, conociendo un poco a los consejeros- cuanto por los consejos sobre el uso de la ironía, la incisión y el modo de dar matices artísticos al artículo. Consejos realmente admirables, procediendo de quienes procedían. Pero, como dice un viejo refrán, del enemigo, el consejo. Así que PR se dispuso a hacer unas pruebas de ironía y matiz artístico (e-mail de 27 de febrero de 2007):

Queridos J C & alii

Agradezco infinitamente las lecciones que me dais sobre el tono irónico que debo emplear, los matices artísticos que ganaría con ello y, sobre todo y lo más importante, el ablandamiento. Conste que a pesar de mi obtusez neuronal me he dado cuenta de la sutil alusión, aunque quizá en esto último os habéis pasado un pelo de ironía por tratarse (yo) de un viejo a punto de jubilación y, por tanto, muy sensible a todo lo que tiene relación con las partes blandas y, más aún, demasiado blandas. Tanto es así, que no suelo dejar fácilmente que me las toquen, dependiendo ello sobre todo de quién se trate y del cariño con que lo hace. A veces los jóvenes no os dais cuenta de qué duros podéis resultar cuando os ponéis a dar por sentadas verdades que dependen del ojo con que se miran, que puede estar en la cara A o en la cara B, que todos somos un poco janos.

Así que os mando una segunda forma de escribir, algo así como la cara B del articulo, quedando a la espera de recibir más lecciones y consejos. Quizá cuando acabe el cursillo pueda hacerme cargo de la corrección de estilo de la revista, tal como quedamos hace tiempo. Pero por ahora en cuestiones de estilo estoy notoriamente más intonso y agreste que san Simeón, con perdón de la expresión, y tampoco quiero tocar los criterios de ninguna mayoría, como no quisiera exponer los míos a pruebas de dureza y consistencia innecesarias. Ándese cada huevo en su huevera y cante cada gallo en su muladar.

Abrazos, besos y cordialidad a raudales para todos.

Y adjuntó una segunda redacción del artículo, (IIb) «Floristas en el jardín de la vihuela», que fue la que se publicó. Pero inmediatamente se dio cuenta de que su intento de ironización resultaba todavía insuficiente, porque al fin y al cabo todavía era un aprendiz en estas refinadas artes retóricas. Para elevar al máximo el matiz artístico había que extremar la expresión irónica. Por ello, escribió otro mensaje al que adjuntó una tercera versión:

Os envío una última redacción, tan blanda como irónica. Veréis que asimilo muy rápido.
De todos modos, si hay problemas de espacio, aún se pueden quitar cosas.

Este era el artículo adjunto:

Dos retoques críticos al libro A History of the Lute (y II)

2. Fe de erratas

El último párrafo del capítulo VIII, dedicado a la vihuela, comienza: “The last vihuela collection in Spain is the Ramillete de Flores Nuevas (1593), a manuscript in the Biblioteca Nacional, Madrid.”

Añádase a la Fe de erratas:

donde dice  Nuevas no debe decir nada.

Cfr. Pepe Rey: “Inéditos. VI. Ética y Deontología”. Musica Antiqua, 9, abril 1987, 16-19.

Pero la ironía de PR fue superada sin esfuerzo alguno -y estoy seguro que de modo totalmente espontáneo e inconsciente- por la magistral carta que  ese mismo día recibió del director de HL:

Gracias Pepe, sólo puedo agradecerte tu amabilidad. Sabes muy bien que somos nosotros quienes aprendemos de ti, y en esta situación, lo hayas advertido o no, tus enseñanzas también van incluidas.

Ahora mismo le paso el artículo al comité. Entiendo que la segunda parte es un complemento al final del artículo, pero lo numeras también «2» ¿cómo debe ir?

¡Oh, gran lección de ironía! ¡Oh, enorme a la par que sutil misiva, que debería figurar en todos los tratados de retórica presentes y futuros, y aun como apéndice en los pasados de Quintiliano, Cicerón y Trapezuncio! ¡Cuán provechosa fue aquella magistral lección para PR!

Lo que finalmente apareció en Hispanica Lyra, 5, mayo-2007, pp. 32-33, fue la versión IIb, o sea,

«Floristas en el jardín de la vihuela».

Algunos han creído ver en el título una alusión a las flores del Ramillete, pero quizá la cosa no sea tan simple. Es muy posible que PR aprovechase esta ocasión para hacer un ejercicio práctico de ironía, según la recomendación del director de HL. La referencia a Rinconete y Cortadillo nos pone en la pista del verdadero significado de ‘florista’. El clásico Diccionario de Autoridades da al término ‘flor’, entre otras, esta definición: «Entre los fulleros significa la trampa que se hace en el juego».  El más específico Diccionario de Germanía (Madrid, Gredos, 2002) es aún más concreto: «Flor. 1. ‘Trampa’, ‘Marca que se hace en el naipe para reconocerlo’. 2. ‘Mentira’, ‘Engaño’.» O sea, ‘florista’ significa lo mismo que mentiroso, tramposo o fullero. Quizá PR debería haber puesto una nota a pie de página explicando el recto sentido del término, para evitar confusiones futuras, pero quizá pensó que quizá al consejo de redacción de HL le parecería demasiado incisivo y poco irónico. En todo caso, hay que reconocer que el matiz artístico es superior a lo que hubiera sido un título más directo a la mandíbula: Tramposos en el mundo de la vihuela.

Estas han sido las fortunas y adversidades del Ramillete de flores en los últimos 35 años. Esperemos que los próximos siglos le resulten más tranquilos.





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